2. Del pluralismo moderado al Partido Dominante.
Tras los comicios electorales de 1982, el sistema de
partidos inaugura un nuevo periodo que estará vigente poco más de una década y
al que hemos de denominar Partido dominante. Como advertimos en el anterior
capítulo, las razones primigenias que explican este cambio de sistema se
asientan en dos factores principalmente. Por un lado, el considerable
descenso en votos sufrido por la Coalición
de partidos UCD junto con el PCE coadyuvó al crecimiento desorbitado en término
de votos, que los Socialistas protagonizaron
durante las elecciones generales de 1982. Hay que añadir que el vendaval socialista
estuvo arropado por una alta movilización del electorado que rondaba el 80% de
participación. El PSOE incrementó su base electoral en 4 millones de votos
(48,1) a los 6 millones con los que ya
contaba lo que le supone un 58% de la representación parlamentaria[1].
Entre 1982 y 1996 se sucederán 4 legislaturas
encarnadas por gobiernos socialistas cuya cabeza visible fue Felipe González. La
oferta partidista se limitaba a un partido (PSOE) con verdaderas aspiraciones
de gobierno dado que el competidor más cercano se hallaba en la figura de AP tras la desaparición de UCD
unido a la reconversión del espectro político de la derecha española preocupada
más por su viraje hacia el centro que por hacerse con el gobierno. El huracán
socialista va a propiciar el hundimiento progresivo del PCE mermando en sus
apoyos electorales a partir de 1982 hasta 1989
obteniendo el 4% y el 4,6 % de los votos en 1982 y en 1986 respectivamente[2].
En los comicios de 1989 el PCE aprovecha el desgate del gobierno socialista y
araña unos cuantos miles de votos provenientes del PSOE pasando de 4,6% al 9,1
% de los votos. Esta situación allano el camino para que el PSOE se entronice
como el Partido Dominante sin competidor
ni por la izquierda ni por la derecha aunque en sucesivas citas electorales,
como ya hemos apuntado., desde 1982 hasta 1993 el vendaval socialista va ir
progresivamente perdiendo votos a favor de otras fuerzas políticas. Aún así mantendría
su mayoría absoluta hasta 1996.
3. Del Partido Dominante al Bipartidismo imperfecto.
Llegados a este punto del artículo, como nos hemos
referido a lo largo del mismo el sistema de partidos ha vehiculado del
pluralismo moderado desde su fundación hasta llegar al bipartidismo imperfecto
dentro de la competición a nivel nacional.
Desde las elecciones de 1993 hemos asistido a la
consolidación de este sistema de partidos caracterizado por los siguientes
patrones de comportamiento;
PP y PSOE son los únicos partidos en la actualidad
que están presentes con fuerza en todo el territorio nacional y solo ellos
están en condiciones de alternarse en el gobierno de la nación y en la mayor
parte de las Comunidades Autónomas, siendo la clave de la gobernabilidad en las
otras[3].
A partir de las elecciones de 1993 se vuelve a
recuperar, en cierto modo, la tensión competitiva entre las fuerzas políticas
con aspiraciones de gobierno ausente durante las elecciones celebradas en la década
de los 80. El PP ha logrado reorganizar todo el espectro político del
centroderecha y se completa la fase inicial del llamado viaje al centro.[4]
Estos dos partidos han ido progresivamente
acaparando el voto de los electores del 60% de los votos en la legislatura
inaugural hasta el 80% de las elecciones del 2004. Desde 1993 hasta 2004 la suma de votos que aúnan los dos grandes en términos
porcentuales ha ido creciendo hasta tocar techo en los comicios electorales de
2004. Veamos de forma gráfica dicha tendencia.
1993 Suma de Votos PP/PSOE: 73,6%
1996 Suma de Votos PP/PSOE 76,4% +2,8
2000 Suma de Votos PP/PSOE 78,7% +2,3
2004 Suma de Votos PP/PSOE 80,3% +1,6
Sólo IU y desde 2011 UPyD plantan cara al esquema
bipartidista con presencia más o menos a tener en consideración en algunos
territorios y cierta influencia para gobernar en alguna CCAA o Ayuntamientos.
En este particular el peso y la trayectoria histórica de IU se imponen sobre
UPyD.
Junto a este patrón Bipartidista (PP-PSOE) nos
podemos encontrar una franja en entorno al 10% en términos de apoyos
electorales que recae en 7 o a lo sumo 8 partidos nacionalistas que de forma
más o menos continuada obtienen representación parlamentaria a nivel nacional.
Estos partidos están llamados al ser clave para la gobernabilidad en el
supuesto que los dos grandes (PP-PSOE) no alcancen la mayoría para poder
gobernar en solitario. Aquí radica la
esencia del bipartidismo imperfecto en España dos grandes partidos con
serias aspiraciones de alternancia en el poder que echan mano de los partidos
nacionalistas cuando no alcanzan la mayoría absoluta para gobernar en
solitario.
Así pues desde 1996 nos podemos encontrar ejemplos
puros de dicho bipartidismo puesto en práctica. Las legislativas de 1996 son
las elecciones del cambio o alternancia en el poder. El PP gana las elecciones
por apenas 300.000 votos a su adversario político principal el PSOE. Los
populares liderados por Aznar obtienen el 38,8 % de los votos y el 45 % de
representación parlamentaria seguido muy de cerca por el PSOE con el 37,6 % de
los votos y el 40% de representación parlamentaria[6].
IU, el otro partido nacional se recupera tímidamente
del vendaval socialista de la década de los 80 y logra conseguir el 10,5 % de
los votos traducidos a 21 escaños.
El resto de opciones políticas que obtuvieron
representación se ciñen a siete partidos de ámbito regional: Los vascos representados
por PNV-EA y HB. Los catalanes con CiU y ERC. Los canarios con CC y por último
después de varios años los gallegos con el BNG. Estos partidos suman
aproximadamente el 10% de los votos y 31 escaños.
Efectivamente con los datos expuestos el PP no
alcanza la mayoría suficiente para ejercer el poder en solitario. Por ello está
obligado a entablar conversaciones con los partidos nacionalistas con el
objetivo de recibir el apoyo parlamentario necesario de estos investir a José
María Aznar presidente del Gobierno. En efecto, en esta legislatura, el PP tiró
de los nacionalistas catalanes de centroderecha bajo la etiqueta de Convergencia
i Unió siendo la bisagra necesaria para acceder a la gobernabilidad.
En las elecciones de 2004 y 2008 la misma tónica.
En este caso el protagonista es el PSOE que no logra hacerse con la mayoría
absoluta y necesita de socios para ejercer la gobernabilidad. Y de nuevo, los
protagonistas son los partidos nacionalistas. Las legislativas de 2004 el PSOE
gana las elecciones con el 42,6 % de los votos tras una campaña dónde se
movilizaron un porcentaje muy importante de votos. El PP obtiene el 37,7% de
los votos. IU con el 4,9% y sus 5 escaños se convierte en socio preferente del
PSOE junto a los nacionalistas catalanes de Esquerra y los gallegos del BNG.
¿Qué ocurre en las citas electorales de 2008 y 2011?
A modo introductorio podemos decir que las legislativas de 2008 fueron
unas elecciones en las cuáles de forma tímida el electorado acuso la fátiga bipartidista
del bloque PP-PSOE aunque fue en las pasadas elecciones de 2011 cuando dicha
fátiga se hizo notar de forma más considerable. Un dato que nos
va a servir de antesala para la reflexión y el análisis final de este trabajo
en el cuál hemos repasado de forma cronológica el sistema de partidos en España
para llegar plantearnos si efectivamente las próximas elecciones abrirán un
nuevo periodo en el sistema de partidos.
Desde que se inauguró el sistema bipartidista
imperfecto como sistema de partidos tanto PP/PSOE habían sumado cada vez más
votos y escaños. El pico máximo nos lo encontramos con el 80,3% de los votos y
312 de los 350 escaños de la Cámara Baja repartidos entre las dos fuerzas políticas
mencionadas. En las elecciones de 2011 se rompe dicha tendencia bajando en casi
diez puntos porcentuales la suma de votos obteniendo el 73 % de los votos que
traducidos en escaños son 296 repartidos
entre PP/PSOE.
El próximo capítulo trataremos de formular algunas hipótesis
y dar respuestas a algunos interrogantes que nos planteamos ¿Tiene fecha de caducidad
el bipartidismo a la española? ¿Cuáles son las causas que determinan el tener
un determinado sistema de partidos y no otro? ¿Caminamos hacia un nuevo sistema
pluralista de partidos?
[4] Con viaje al centro hacemos
referencia al proceso por el cual el PP
en su refundación bajo esta etiqueta electoral camina hacia una ideología más
cercana al centro político (5) que a la derecha (7-8).