miércoles, 12 de septiembre de 2012

De como ha incidido la crisis económica en España. Apuntes generales.



De un tiempo a esta parte los conceptos crisis, paro, economía, prima de riesgo y un sinfín de variables macroeconómicas nos bombardean por doquier a diario y parece ser que en el corto/medio plazo no  van a darnos  ningún atisbo de  tregua. Pero que explica en buena medida esto. Cuáles son los acontecimientos que han propiciado la coyuntura actual de la economía española.

En este ensayo es intención plasmar todos y cada uno de los interrogantes  con el único propósito de esbozar, las líneas generales, elementos y factores culpables de la actual crisis económica que atraviesa nuestro país y como no, comprender, reflexionar y asumir que España debe reconvertir el modelo de crecimiento para el futuro.
Estructuraré el mismo, sobre tres partes interconectadas entre sí. En primer lugar analizaremos el escenario económico global, sus caracteres y la incidencia que este tuvo en relación la economía española en cuanto al desencadenamiento de la crisis se refiere. Posteriormente esbozaré aquellos factores de carácter “doméstico” para identificar las principales causas de la crisis económica en nuestro Estado.

España al estar inmersa en una economía de mercado no fue inmune a los desequilibrios globales que fueron naciendo en la segunda mitad de la década de los noventa. En buena parte de los países del mundo occidental, la tasa de crecimiento se situaba sobre 3,9. Este hecho fue propiciado, en buena medida, por estabilidad en la inflación, unos tipos de interés realmente bajo entre otras.
Ante este escenario macroeconómico podemos decir que, sirvió caldo de cultivo de lo que se ha dado en llamar la globalización económica desequilibrada y como expuse anteriormente  nuestro Estado está sufriendo sus avatares.

Uno de los elementos a tener en cuenta para empezar a explicar el endeudamiento de nuestra economía doméstica se asienta sobre dos factores. Los tipos de interés real y la baja competitividad. En primer lugar, los tipos de interés real provocaron una drástica reducción de la prima de riesgo española frente al bono diferencial alemán a diez años.

Con este panorama muchos especialistas en la disciplina económica coinciden que la economía española ha tenido en los últimos años una tasa de ahorro similar a la de una economía desarrollada  y a la par una tasa de inversión muy cercana a los índices más propios de los países emergentes. Con este escenario se agotaron cualquier atisbo de oportunidades de inversión productiva  lo que produjo su viraje  al sector inmobiliario.
¿Y por qué a este sector en concreto? Básicamente porque el escenario para la invertir en ladrillo era el propicio. En aquel contexto existían alicientes importantes para apostar por el sector. La ola migratoria que aterrizó en nuestras fronteras durante la segunda mitad de los años noventa alentó el incremento de la demanda de la construcción de nuevas viviendas. Esta circunstancia unida a un marco legal poco desarrollado a favor de política públicas que fomentaran el alquiler de vivienda,  una facilidad exobirtante durante algún tiempo por parte de las entidades bancarias a la hora de conceder préstamos e hipotecas a determinados individuos,  además de una fiscalidad favorable supuso el florecimiento del sector inmobiliario durante 10 años en España. El mismo trajo consigo un crecimiento económico sin precedentes hasta la fecha.

Estos factores que anteriormente hemos mencionado sólo son la punta del iceberg. Detrás de todas estas variables se encuentra lo que se ha dado en llamar, la burbuja inmobiliaria. ¿Ha existido una burbuja inmobiliaria en nuestro país? Si, daremos las razones que justifican la respuesta afirmativa a la cuestión que hemos planteado.
La burbuja inmobiliaria o especulativa-llámese como se prefiera-tiene como denominador común la presencia de un número más que notable de transacciones  a precios que no tienen nada que ver con el valor real de los mismos. A modo ilustrativo, en España el precio de la vivienda se revalorizo entre el periodo 1977-2007 un 191 % según señala el diario The Economist. En este sentido, España ocupaba el segundo lugar del pódium de los países que integran la OCDE en relación al hecho que acabamos de exponer anteriormente.

Otra Institución como es el Servicio de Estudios dependiente del Banco de España analiza y sentencia que los precios de la vivienda nueva en nuestro país estaban muy por encima del precio real de la misma. La sobrevaloración en términos porcentuales se situaba entre el 8% y el 20% en el año 2003 y  entre el 24% y el 35% en el año 2004[1]
La explicación para poder entender la inflación desorbitada del precio de la vivienda, se asienta en el afán especulativo de los inversores, es decir, la gente compraba casas no para habitarlas la razón era bien distinta, la compra se realizaba pensando que en el medio/plazo dicho inmueble duplicaría su precio en el mercado. En definitiva la idea que subyace de todo esto es que durante una década el mercado de la vivienda en España era garante de inversión.

¿Eran conscientes los poderes públicos del  nacimiento y proliferación de la burbuja especulativa en el mercado de compra y venta de vivienda? ¿Se sabía que dicha burbuja estaba creciendo a pasos agigantados?
Evidentemente desde ciertas tribunas, véase, el Banco de España, el FMI entre otros alertaban en cierto modo de la existencia de una sobrevaloración del precio real de la vivienda.  Por ejemplo el Banco de España en 2002 en su informe plasmaba la advertencia en relación a la sobrevaloración ya mencionada. Además puntualizaba sobre las consecuencias de la burbuja y matizaba que el mercado de la vivienda absorbería el stock de la misma.
En palabras del economista español José García-Montalvo cifra en 2003 una sobrevaloración del precio de la vivienda de nueva planta entorno al 28,5% apostillando que el mercado inmobiliario sea una bomba de relojería.

La élite empresarial de España hacía oídos sordos a tales manifestaciones defendiendo a capa y espada la no existencia de una burbuja en el mercado inmobiliario español. En este sentido, pesaba más el miedo a las posibles consecuencias que traería consigo el estallido de la burbuja que reconocer a tiempo la existencia de la misma para poder aminorar los efectos negativos en la economía.

Desde la élite política y gubernamental, también fueron parte o víctimas de la inflación de la burbuja o no. Un punto de inflexión para entender, entre otros, el crecimiento de la burbuja tuvo que ver con la aprobación de la Ley de liberación del suelo del año 1998, por el Gobierno de José María Aznar. La idea de partida que se valoraba para la aprobación de dicha ley era a más suelo más viviendas como consecuencia de este binomio barajarían los precios.
La realidad años más tarde fue bien distinta puesto que  como ya hemos mencionado a lo largo de lo que llevamos de ensayo, se compraban y se vendían viviendas con el firme propósito de invertir en ellas creando rentabilidad a medio plazo, dado que el precio de la vivienda subiría en el mercado libre años más tarde de realizar la adquisición de la misma.

La ley también creo el caldo de cultivo para que desde una parte importante de las entidades locales echaran mano de dicha ley para justificar la ola de recalificación de terrenos propiedad de los ayuntamientos con el objetivo lucrarse los mismos. La nueva ley del suelo aprobada por el PSOE en el año 2007 amen de las políticas públicas encauzadas al fomento del alquiler no supieron o no pudieron frenar de golpe todo este maremágnum construido sobre la base del mercado de la vivienda.

Las consecuencias de la burbuja inmobiliaria en España se traducen en varios elementos que merece la pena sintetizar;
En primer lugar una de las consecuencias directa se traduce en un  exacerbado endeudamiento unido a un fuerte desequilibrio que  condujeron  a la economía española a una importante crisis económica que aún estamos padeciendo. El pinchazo de la burbuja inmobiliaria se llevo por delante a una población ocupada en el sector del ladrillo que en la actualidad están aún en las listas de desempleo. El problema para el futuro se traduce en cuáles serán los mecanismos necesarios para absorber a esta mano de obra en otra ocupación o sector económico que no sea el ladrillo. Porque está más que asumido que el crecimiento económico futuro no pasa por la paleta y el cemento.
Las otras consecuencias pasan por otros ámbitos no tan conocidos o no tan mediáticos como pueden ser la incidencia en el medio ambiente, unido a los desmanes de las recalificaciones sin sentido que se han llevado a cabo durante la pasada década y que ha ido en perjuicio del ecosistema de determinadas zonas. Desde los gobiernos de distinto color político no se ha hecho todo lo necesario para frenar este modelo de crecimiento urbanístico ligado, valga la redundancia, al crecimiento económico, descontrolado y no respetuoso con el medio natural.

En definitiva, la crisis económica ha venido de la mano del pinchazo de la burbuja inmobiliaria en España. Existen más elementos para ser abordados y que coadyuvan a la burbuja como factor determinante en el desencadenamiento de la crisis. Da la sensación a día de hoy que casi nadie supo prever las consecuencias tan nefastas que está teniendo la crisis económica dentro de la sociedad española. Esta crisis no debemos clasificarla solo con el calificativo de económica puesto que traspasa las fronteras de la propia disciplina incidiendo en la sociedad en su conjunto, especialmente en los estratos más vulnerables de la misma. ¿Hacia dónde caminamos? Ese es el interrogante que muchos nos preguntamos a diario


Por, José Antonio Zújar Chaves       





[1] Véase en el Informe Anual del año 2004 del Banco de España pág 40-41.

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