De un tiempo a esta parte los conceptos crisis,
paro, economía, prima de riesgo y un sinfín de variables macroeconómicas nos
bombardean por doquier a diario y parece ser que en el corto/medio plazo
no van a darnos ningún atisbo de tregua. Pero que explica en buena medida
esto. Cuáles son los acontecimientos que han propiciado la coyuntura actual de
la economía española.
En este ensayo es intención plasmar todos y cada uno
de los interrogantes con el único
propósito de esbozar, las líneas generales, elementos y factores culpables de
la actual crisis económica que atraviesa nuestro país y como no, comprender,
reflexionar y asumir que España debe reconvertir el modelo de crecimiento para
el futuro.
Estructuraré el mismo, sobre tres partes interconectadas
entre sí. En primer lugar analizaremos el escenario económico global, sus caracteres
y la incidencia que este tuvo en relación la economía española en cuanto al
desencadenamiento de la crisis se refiere. Posteriormente esbozaré aquellos
factores de carácter “doméstico” para identificar las principales causas de la
crisis económica en nuestro Estado.
España al estar inmersa en una economía de mercado
no fue inmune a los desequilibrios globales que fueron naciendo en la segunda
mitad de la década de los noventa. En buena parte de los países del mundo
occidental, la tasa de crecimiento se situaba sobre 3,9. Este hecho fue
propiciado, en buena medida, por estabilidad en la inflación, unos tipos de
interés realmente bajo entre otras.
Ante este escenario macroeconómico podemos decir
que, sirvió caldo de cultivo de lo que se ha dado en llamar la globalización económica
desequilibrada y como expuse anteriormente
nuestro Estado está sufriendo sus avatares.
Uno de los elementos a tener en cuenta para empezar
a explicar el endeudamiento de nuestra economía doméstica se asienta sobre dos
factores. Los tipos de interés real y la baja competitividad. En primer lugar,
los tipos de interés real provocaron una drástica reducción de la prima de
riesgo española frente al bono diferencial alemán a diez años.
Con este panorama muchos especialistas en la
disciplina económica coinciden que la economía española ha tenido en los
últimos años una tasa de ahorro similar a la de una economía desarrollada y a la par una tasa de inversión muy cercana
a los índices más propios de los países emergentes. Con este escenario se
agotaron cualquier atisbo de oportunidades de inversión productiva lo que produjo su viraje al sector inmobiliario.
¿Y por qué a este sector en concreto? Básicamente
porque el escenario para la invertir en ladrillo era el propicio. En aquel
contexto existían alicientes importantes para apostar por el sector. La ola
migratoria que aterrizó en nuestras fronteras durante la segunda mitad de los
años noventa alentó el incremento de la demanda de la construcción de nuevas
viviendas. Esta circunstancia unida a un marco legal poco desarrollado a favor
de política públicas que fomentaran el alquiler de vivienda, una facilidad exobirtante durante algún
tiempo por parte de las entidades bancarias a la hora de conceder préstamos e
hipotecas a determinados individuos, además de una fiscalidad favorable supuso el
florecimiento del sector inmobiliario durante 10 años en España. El mismo trajo
consigo un crecimiento económico sin precedentes hasta la fecha.
Estos factores que anteriormente hemos mencionado
sólo son la punta del iceberg. Detrás de todas estas variables se encuentra lo
que se ha dado en llamar, la burbuja inmobiliaria. ¿Ha existido una burbuja
inmobiliaria en nuestro país? Si, daremos las razones que justifican la
respuesta afirmativa a la cuestión que hemos planteado.
La burbuja inmobiliaria o especulativa-llámese como
se prefiera-tiene como denominador común la presencia de un número más que
notable de transacciones a precios que
no tienen nada que ver con el valor real de los mismos. A modo ilustrativo, en
España el precio de la vivienda se revalorizo entre el periodo 1977-2007 un 191
% según señala el diario The Economist. En este sentido, España ocupaba el
segundo lugar del pódium de los países que integran la OCDE en relación al
hecho que acabamos de exponer anteriormente.
Otra Institución como es el Servicio de Estudios
dependiente del Banco de España analiza y sentencia que los precios de la
vivienda nueva en nuestro país estaban muy por encima del precio real de la
misma. La sobrevaloración en términos porcentuales se situaba entre el 8% y el
20% en el año 2003 y entre el 24% y el
35% en el año 2004[1]
La explicación para poder entender la inflación
desorbitada del precio de la vivienda, se asienta en el afán especulativo de
los inversores, es decir, la gente compraba casas no para habitarlas la razón
era bien distinta, la compra se realizaba pensando que en el medio/plazo dicho
inmueble duplicaría su precio en el mercado. En definitiva la idea que subyace
de todo esto es que durante una década el mercado de la vivienda en España era
garante de inversión.
¿Eran conscientes los poderes públicos del nacimiento y proliferación de la burbuja
especulativa en el mercado de compra y venta de vivienda? ¿Se sabía que dicha
burbuja estaba creciendo a pasos agigantados?
Evidentemente desde ciertas tribunas, véase, el
Banco de España, el FMI entre otros alertaban en cierto modo de la existencia
de una sobrevaloración del precio real de la vivienda. Por ejemplo el Banco de España en 2002 en su
informe plasmaba la advertencia en relación a la sobrevaloración ya mencionada.
Además puntualizaba sobre las consecuencias de la burbuja y matizaba que el
mercado de la vivienda absorbería el stock de la misma.
En palabras del economista español José
García-Montalvo cifra en 2003 una sobrevaloración del precio de la vivienda de
nueva planta entorno al 28,5% apostillando que el mercado inmobiliario sea una
bomba de relojería.
La élite empresarial de España hacía oídos sordos a
tales manifestaciones defendiendo a capa y espada la no existencia de una
burbuja en el mercado inmobiliario español. En este sentido, pesaba más el
miedo a las posibles consecuencias que traería consigo el estallido de la
burbuja que reconocer a tiempo la existencia de la misma para poder aminorar
los efectos negativos en la economía.
Desde la élite política y gubernamental, también
fueron parte o víctimas de la inflación de la burbuja o no. Un punto de
inflexión para entender, entre otros, el crecimiento de la burbuja tuvo que ver
con la aprobación de la Ley de liberación del suelo del año 1998, por el
Gobierno de José María Aznar. La idea de partida que se valoraba para la
aprobación de dicha ley era a más suelo más viviendas como consecuencia de este
binomio barajarían los precios.
La realidad años más tarde fue bien distinta puesto
que como ya hemos mencionado a lo largo
de lo que llevamos de ensayo, se compraban y se vendían viviendas con el firme
propósito de invertir en ellas creando rentabilidad a medio plazo, dado que el
precio de la vivienda subiría en el mercado libre años más tarde de realizar la
adquisición de la misma.
La ley también creo el caldo de cultivo para que
desde una parte importante de las entidades locales echaran mano de dicha ley
para justificar la ola de recalificación de terrenos propiedad de los
ayuntamientos con el objetivo lucrarse los mismos. La nueva ley del suelo
aprobada por el PSOE en el año 2007 amen de las políticas públicas encauzadas
al fomento del alquiler no supieron o no pudieron frenar de golpe todo este
maremágnum construido sobre la base del mercado de la vivienda.
Las consecuencias de la burbuja inmobiliaria en
España se traducen en varios elementos que merece la pena sintetizar;
En primer lugar una de las consecuencias directa se
traduce en un exacerbado endeudamiento
unido a un fuerte desequilibrio que
condujeron a la economía española
a una importante crisis económica que aún estamos padeciendo. El pinchazo de la
burbuja inmobiliaria se llevo por delante a una población ocupada en el sector
del ladrillo que en la actualidad están aún en las listas de desempleo. El
problema para el futuro se traduce en cuáles serán los mecanismos necesarios
para absorber a esta mano de obra en otra ocupación o sector económico que no
sea el ladrillo. Porque está más que asumido que el crecimiento económico
futuro no pasa por la paleta y el cemento.
Las otras consecuencias pasan por otros ámbitos no tan
conocidos o no tan mediáticos como pueden ser la incidencia en el medio
ambiente, unido a los desmanes de las recalificaciones sin sentido que se han
llevado a cabo durante la pasada década y que ha ido en perjuicio del
ecosistema de determinadas zonas. Desde los gobiernos de distinto color
político no se ha hecho todo lo necesario para frenar este modelo de
crecimiento urbanístico ligado, valga la redundancia, al crecimiento económico,
descontrolado y no respetuoso con el medio natural.
En definitiva, la crisis económica ha venido de la
mano del pinchazo de la burbuja inmobiliaria en España. Existen más elementos para ser abordados y que coadyuvan a la burbuja como factor determinante en el desencadenamiento de la crisis. Da la sensación a día
de hoy que casi nadie supo prever las consecuencias tan nefastas que está
teniendo la crisis económica dentro de la sociedad española. Esta crisis no
debemos clasificarla solo con el calificativo de económica puesto que traspasa
las fronteras de la propia disciplina incidiendo en la sociedad en su conjunto,
especialmente en los estratos más vulnerables de la misma. ¿Hacia dónde
caminamos? Ese es el interrogante que muchos nos preguntamos a diario
Por, José Antonio
Zújar Chaves
No hay comentarios:
Publicar un comentario