jueves, 27 de septiembre de 2012

Debate abierto ¿Estamos en la senda de un cambio de modelo organizacional para con el Estado? El Modelo Federal. Notas básicas.




Un ejemplo, de los varios proyectos existentes, para la puesta en marcha de  un modelo Federal en nuestro país. La Federación contaría con 6 territorios federados sitos en la península y 2 fuera de ella.

PLANTEAMIENTO GENERAL.

En estos días hemos asistido a la reapertura del debate público acerca del cambio de modelo organizacional del Estado español. Los protagonistas de reabrir el mismo lo encarnan los máximos responsables del principal Partido de la oposición, PSOE, al hilo de las declaraciones de corte independentista provenientes del Gobierno catalán y una parte de la sociedad de esta Comunidad, que aboga por la secesión del Estado español como alternativa, a la salida de la crisis. Es lo que plantean, otra cuestión es que la misma se pueda materializar constitucionalmente hablando[1].

Es palmario que el Estado de las Autonomías español necesita una exploración profunda para evaluar aquellas variables viciadas con las que nació y que el paso de los años ha hecho no otra cosa que, acrecentar las lagunas constitutivas. La crisis ha servido para sacar a relucir algunas cuestiones funcionales de las Autonomías en España. El debate sobre este particular gira, a mi juicio, en dos vertientes: A) Analizar, chequear, evaluar y concluir cuál es el estado del Estado (valga la redundancia) Autonómico. B) Reflexionar desde diferentes fuentes de pensamiento o Teorías del Estado, si es posible implementar un nuevo modelo organizacional en nuestro país, analizar cuál es el más idóneo dadas las características culturales, políticas, sociales y económicas del Estado español, siempre teniendo en cuenta los límites constitucionales del Texto Supremo (CE).

Son muchas las cuestiones que me sobrevuelan a saber;  En primer lugar ¿La CE contempla el cambio de la Organización territorial del Estado? ¿Es consciente la gran mayoría de la sociedad española la necesidad de seguir manteniendo la actual distribución territorial del poder o sustituir dicho modelo autonómico por otra variante que responda mejor a las demandas y necesidades del pueblo español? ¿Están los diecisiete territorios autonómicos preparados para asumir un hipotético cambio en la lógica de la distribución funcional del poder para con el Estado central?

En este sentido, los llamados territorios históricos, especialmente Cataluña y País Vasco argumentan la necesidad de revisar el art 148 de la CE con el objetivo de avanzar en un mayor autogobierno del tipificado en dicho precepto constitucional. Buena parte de la clase política de ambas comunidades han tomando conciencia sobre la cuestión de ganar en autonomía política y acercarse a los principios constitutivos del modelo federalista. El hándicap principal es si determinados gobiernos autonómicos de menor entidad como Región de Murcia, La Rioja entre otras,  están capacitados para caminar de la mano del federalismo como modelo de Estado.

De momento, el debate está incluido en la agenda política de algunas Comunidades y parece que, en el medio plazo, uno de los grandes partidos de nuestro país PSOE  apostará de manera más decida, si no lo hace ya, por el federalismo como modelo de Estado para España.

 A continuación expongo, de forma sucinta, unas pinceladas acerca del origen del Federalismo y su evolución hasta la actualidad, para después tratar las principales características del Modelo Federal. Mi propósito es que este sencillo ensayo de pie  a la reflexión de quién lea estos párrafos y construya  a posteriori, una opinión sólida para defender o desechar la opción del federalismo como vía de escape a la crisis del Estado autonómico español.

1.- ORIGEN Y EVOLUCIÓN DE LAS FEDERACIONES DE ESTADO.
 Josep María Vallés nos cita tres razones fundamentales para arrojar una explicación teórica que pueden determinar la construcción de un Estado federal.

En primer término, la voluntad de integrar en una unidad política única a entidades previamente existentes, poniendo en común recursos y competencias que aseguren mejor su viabilidad frente a desafíos exteriores[2]. En la práctica el nacimiento de los Estados Unidos y Suiza se debió a este factor donde estados previamente existentes acordaron adherirse a una Federación de Estados para combatir la amenaza que ponía en boga su existencia como entes.

Otros  de los supuestos que nos podemos encontrar versan acerca de la necesidad de construir un Estado, en base a una sola unidad estatal, que aglutine a una serie de territorios diversos unidos por la dependencia colonial de una misma metrópoli. Tal es el caso de varios países de América Latina, Australia, Canadá entre otros.

En última instancia la Federación puede cristalizar de la voluntad del poder político para desconcentrar el mismo en diversos niveles de poder que vengan a dar respuesta a las particularidades culturales, sociales, económicas o de otra índole de un Estado Unitario. Así pues, nos podemos encontrar diferentes ejemplos; Alemania tras la II Guerra Mundial o Bélgica después de 1980.

La evolución de los Estados federales ha supuesto una mayor cooperación entre la Federación y los territorios federados, con el firme propósito de hacer frente a problemas colectivos que ya no son solubles con la sola intervención de un único nivel territorial[3]. Esta cooperación interterritorial exige la puesta en marcha de mecanismos tendentes a la coordinación de políticas públicas destinadas a dar una respuesta eficaz a las demandas ciudadanas.

Dicha evolución de los Estados federados ha ido de la mano de la progresiva descentralización del poder político acaecida en los llamados Estados unitarios. En estos Estados se ha producido, de forma gradual, una redistribución del poder siguiendo fórmulas híbridas cercanas al federalismo. La necesidad de distribuir el poder político en otros niveles de gobierno responde a dos necesidades políticas: De una parte, adecuar las demandas sociales singularizadas que un poder muy centralizado no puede identificar. De otra, se propugna una mayor facilidad para exigir responsabilidades a quienes deciden en representación de los destinatarios de la decisión[4].

2-. PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS DE UN ESTADO FEDERAL.
La distribución territorial del poder se establece en buena medida sobre dos corrientes  o modelos: Estado Unitario, con sus variantes y Estado compuesto.
El rasgo definitorio de los Estados Compuestos responde a la necesidad de distribuir el poder entre Instituciones que controlan ámbitos territoriales diferentes. Existe, por tanto, un acuerdo primigenio para compartir el poder entre niveles de gobierno dándose la particularidad de que un centro político pueda imponer su política al resto de Instituciones habidas dentro del Estado.
En efecto, los Estados compuesto defienden el principio de coordinación horizontal para llevar a cabo la repartición del poder político e institucional en detrimento de la lógica jerárquica sobre este particular propia de los Estados Unitarios.

El Estado Federal responde a estas premisas siendo pues el caso más frecuente de lo que hemos dado en llamar Estado compuesto. El mismo agrupa entidades políticas que reciben una nomenclatura diferente según la tradición política del lugar. Así pues en Estado Unidos, padre del federalismo como modelo organizacional de Estado, las entidades territoriales responden al nombre de Estados. También utilizan dicha denominación países como Brasil o India. Diferentes nombres en otros Estados como Alemania  länder, cantones en Suiza  o provincias en Canadá.

El modelo federal no responde a un único modelo dado que cuenta con diferentes configuraciones dependiendo del Estado en el que nos encontremos.  Sin embargo,  tomando como referencia a los padres del federalismo EEUU y a posteriori Suiza, podemos dibujar unas características generales de Estado Federal:

1-      Una distribución constitucional de competencias que corresponde de forma inequívoca a la Federación de Territorios y dejando el resto para los Estados o cantones federados. Un ejemplo de competencias exclusivas de la federación de Estados son defensa,  la política monetaria, la política exterior entre otras. Se trat por tanto de señalar que competencias pertenecen a la Federación y cuales a los territorios federados a la misma.

2-      Papel determinante de cómo se  efectúa la distribución competencial en materia tributaria y fiscal, especificando que competencia corresponde a la Federación y cuales entre los territorios federados señalando así el límite para establecer tributos en estos últimos.

3-      La creación de Instituciones federales (Parlamento, Gobierno Federal, Tribunales Supremos etc.) donde participen en su composición los territorios federados de forma relevante para los intereses de ambas entidades (Federación y Estados Federados).

4-      Muy importante que cada territorio federado posea una Constitución propia que establezca cada una de las instituciones de Gobierno.

5-      En el supuesto caso de conflictos entre territorios federados o un territorio específico con la Federación es necesario establecer un Tribunal Federal  que conozca y dirima dichos enfrentamientos.

3. LAS FEDERACIONES EN EL MUNDO.
Según la publicación del Handbook of Federal Countries (2002)[5] más del 40% de la población mundial vive en estados cuya estructura corresponde a una lógica federal o parafederal sumando un total de 25 federaciones repartidas por los 5 continentes. Los principales estados federales son Estados Unidos, India, Rusia, Brasil, México, Alemania, Canadá, Suiza, Australia, Argentina, Austria, Malasia y Bélgica.

4. CONCLUSIONES.
Lo expuesto en los párrafos anteriores no es más que las líneas maestras configuradoras de una posible alternativa  para abordar el cambio organizacional del modelo de Estado en nuestro país. La realidad es compleja, puesto que en dicho proceso intervienen una amalgama de actores, instituciones, intereses difícil de conciliar si no es por la vía del consenso. La tendencia actual en relación a la distribución territorial del poder está marcada sobremanera por el fenómeno de la globalización de la política que nos lleva a dibujar un escenario cada vez heterogéneo y difuso.
La nueva configuración de la distribución territorial es fruto de la integración de los dos modelos clásicos: Por una parte se intenta hacer acopio de los postulados integradores propio del modelo unitario para combinarlos en segundo término con la lógica pluralista del poder que trae  aparejado el modelo federal.
La preguntas está abierta ¿Hacia qué modelo de Estado camina España?

Es hora de buscar respuesta desde diferentes disciplinas y enfoques.





[1] Sobre este particular estamos trabajando para ofrecer un monográfico acerca del Independentismo catalán desde la óptica de Derecho Constitucional y la Ciencia Política.
[2] VALLÉS Josep María  (2006). Ciencia Política. Una Introducción. Barcelona. Ariel.  pp.  184.
[3] VALLÉS, Josep María, (2006) Ob.Cit.  pp. 184.
[4] VALLÉS, Josep María, (2006) Ob. Cit. pp. 184.

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